¡Odio!
- Ana Mercy Otañez
- Mar 23, 2018
- 2 min read
Ana Mercy Otáñez amercy@gmail.com
Con dolor y pesar he visto como hemos ido cambiando nuestras expresiones de amor y solidaridad por el odio. Lo he podido palpar en expresiones públicas y en reuniones privadas. Lo más doloroso para mi ha sido verlo manifestado en el seno de las familias, porque aunque dice la Biblia que “nos pelearemos unos con otros”, no dejo de sorprenderme. En el área laboral es sumamente común escuchar frases, ver acciones y hasta conocer de quienes orquestan planes basados en ese sentimiento. Qué decir entre los miembros de clubes sociales, donde la rivalidad del tener y exhibir es su cultura, y suele terminar en odio. También entre los integrantes de equipos deportivos, donde se supone se crece en armonía, hermandad y disciplina.
Donde es muy común verlo es entre políticos, pues estos “líderes” que supuestamente trabajan por el bienestar común, no saben disimular su apatía con sus propios compañeros de partido y qué decir con sus adversarios, lo bueno es que estos lo hacen público teniendo como escenario los medios de comunicación y las redes sociales, donde destruyen, minizan, maltratan y suelen detractar a nivel personal. Dándonos la oportunidad de conocerlos, para luego saber elegir. Pero mi mayor preocupación ha sido ver cómo últimamente el odio brota por nuestros poros, viaja a través de nuestras emociones y sale por nuestra boca o en 240 caracteres, dejando al aire nuestros más internos pensamientos cargados de rabia, ira y dolor, entre quienes tienen la facilidad de escribir, hablar u opinar públicamente. Hoy, lo podemos ver en comunicadores, periodistas, expertos y los que hacen periodismo ciudadano a través de las redes sociales, nos expresamos con libertad, olvidando que nuestras posiciones públicas tienen causas y efectos en otros, porque muchas personas pueden tener nuestras mismas creencias y actuar o pensar en nuestra dirección, mientras otras se van cargando de negatividad y van a la acción, sin importar lo que se lleven de encuentro. Con esta posición no quiero verme pro o anti nada, simplemente me estoy refiriendo al sentimiento y a lo que estamos dejando al descubierto, mostrando lo que llevamos en lo más profundo de nuestro ser. Soy tan dominicana como el que más y estoy dispuesta a defender mi patria de ser necesario, por eso hacemos esta advertencia, porque los hechos más recientes nos están convidando al odio, al rechazo y a tomar la justicia en nuestras manos; y aunque los factores que inciden son múltiples, todo esto debe preocuparnos, porque al promover el odio quienes de verdad nos hacemos daño somos nosotros mismos, sobre todo si nos basamos en las advertencias de los expertos en la conducta, que afirman que este tipo de sentimientos suele tener efectos físicos y emocionales. Nadie puede olvidar hacia dónde nos conduce el odio, este ha sido responsable de genocidios, atentados y ataques violentos, promoverlo puede conducirnos a actos irreversibles de dolor, pues el odio es una emoción construida, en muchos de los casos culturalmente, dejando sus mayores huellas por razas, territorio, religión, política, trabajo y por amor. ¡Es el momento de promover La Paz!
Nos leemos la próxima semana.
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